Ante las noticias últimamente aparecidas en prensa una reflexión magnífica del profesor Palacios en el Huffingtonpost.
» La adopción es una de esas realidades que se presta fácilmente a análisis superficiales y morbosos. Dos textos periodísticos recientes coinciden en dar de las personas adoptadas una imagen casi inevitablemente patológica. Los perjudicados son chicos y chicas que necesitan ser adoptados y a los que titulares llamativos no deberían despojar de la esperanza en una vida mejor en sus familias adoptivas.
Entre adopciones nacionales e internacionales, unos 70.000 chicos y chicas han llegado a sus nuevas familias españolas en los últimos quince años. La adopción internacional tuvo un gran auge hasta 2004, cuando cambios en las políticas de los países de origen hicieron bajar las cifras drásticamente en todo Occidente. La disminución de estas adopciones empezó, pues, unos cinco años antes de la llegada de la crisis económica.
La conexión entre reducción de adopciones y crisis económica es sólo uno de los errores del reportaje publicado en El País bajo el título El recuerdo del orfanato aún angustia a Carla. Pero es el error menos importante, siendo el más grave la equivocada estigmatización que se hace de la adopción, atribuyendo trastornos psicológicos a «gran parte de los niños adoptados en el extranjero». Además, en la noticia se les adelanta la adolescencia a los 9-10 años, y raro es el que se libra de la hiperactividad. Para darle énfasis, se recurre a dos casos clínicos absolutamente extremos tratados en una unidad de psiquiatría infantil en Valencia.
Unos días después, El Mundo publicaba otro reportaje titulado Soy adoptado y empecé a drogarme a los 11 años. La frase inicial era: «Fernando tiene la droga grabada en los genes». Una de las bases de la noticia eran los datos de una investigación que, según el periódico, mostraba la influencia de los genes sobre el consumo de drogas. En realidad, los datos de la investigación no permitían llegar a una conclusión tan simple, pero el titular seguramente importaba mucho más que la precisión.
Las dos noticias referidas muestran la facilidad con que adopción y psicopatología pueden unirse para dar una visión en buena parte deformada de la realidad. Que una chica adoptada sea sana y feliz (lo cual no implica que en su vida no haya ningún problema) no es noticia. Un chico que llegó a su nueva familia con serias dificultades y que luego ha ido superando buena parte de sus retrasos y problemas, alcanzando buenos niveles de bienestar, no se presta a un buen titular, que es más fácil de lograr identificando adopción y graves problemas.
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