«Mali no nos entrega a nuestra hija. Suena duro, pero esa es la realidad». El tono tranquilo que Juancho González mantiene durante toda la conversación no oculta su indignación. Su cabreo «estoy muy enfadado». Y el de su mujer. Pili, una profesional de la medicina que prefiere no convertirse en imagen de la noticia que tiene como protagonista a María, una bebé de 9 meses que es su hija desde los tres, pero que sigue en Mali.
Porque en enero, sin previo aviso, la república africana suspendió todas las adopciones internacionales. Sin excepción. Sin importar que a adopción estuviera iniciando los trámites o, como en el caso de Juancho y Pili, «con la bebé ya como hija nuestra». Porque Mali «nos adjudicó a nuestra bebé en octubre pasado», en un proceso rápido «que nos llevó poco más de un año».
De hecho, a su favor pesó en las autoridades infantiles de Mali el hecho de que los dos asturianos son buenos conocedores del territorio, porque Pili es colaboradora habitual de Medicus Mundi. «Antes de conocernos, ella ya había ido a Mali en muchas ocasiones. Después de casarnos, yo la acompañé en varios viajes y, después del último, fue cuando decidimos adoptar», explica Juancho.
Por su profesión, Pili conoce bien la situación en que viven los huérfanos malíes, «por lo que no tuvimos ninguna duda: adoptaríamos allí». Y así lo aprobaron las autoridades de Mali en octubre. En ese momento, se les adjudicó a una bebé, de 3 meses de edad, que se llamará María en España, y que tenía que haber llegado a su nueva casa en Navidad. «Nos habían dicho que, tras ser asignada la bebé, en un mes tendríamos que ir a recogerla». Pero las navidades llegaron y pasaron. «Nos decían que todo iba bien». Comenzó 2013 y, de repente, un reportaje de El País hace saltar las alarmas: «decía el periódico que Mali había cerrado la adopción internacional y que quedarían en suspenso todos los expedientes sin juicio».
Pero ellos sí habían tenido juicio, «el de octubre, en el que nos asignan a María», aunque no el definitivo, en el que María deja de ser una imagen fotográfica, para convertirse en un bebé de carne y hueso «y llevárnosla a casa». Como sí tenían bebé asignado «pensamos que no nos afectaba». Pero sí les afectó.
Tras mucho silencio administrativo, tras muchas llamadas sin respuesta, desde Mali llegó el temido mensaje: «nuestro caso estaba paralizado». Una suspensión que atrapó, también, a otras seis familias españolas. «También había casos franceses, pero Francia ya los arregló. Sin embargo, España no ha hecho nada», lamenta Juancho.
Porque tras llamar a todas las puertas, a las del Ministerio de Asuntos Exteriores, al de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y, también, al de la Consejería de Bienestar Social y Vivienda, «no hemos sacado nada en claro. Que son decisiones de otro país, que son momentos complicados, que es difícil actuar». Unos términos que repitió a EL COMERCIO el director general de Política Social, Jacinto Braña, «nosotros no opinamos sobre la legislación de otros países en materia de adopción».
Aunque, en un momento dado, sí pareció que iban a tener ayuda del Principado: «nos pusimos en contacto con la jefa de servicio de adopciones en Asturias y nos aseguró que nos ayudaría. Nunca más supimos de ella». Ni de ella, en realidad, «ni de nadie». Por eso hoy, Juancho y Pili, junto con las otras seis parejas con hijos también retenidos en la república africana, más sus amigos y familiares, estarán en Madrid, ante la embajada de Mali en España: «Para protestar, que se nos vea, que se nos oiga. Que nuestros casos no pueden quedar en el olvido. Que nos asignaron un bebé de 3 meses que, hoy, tiene ya nueve, y del que no sabemos nada».
Fuente: El Comercio SA