Érase una vez una sociedad en la que los roles familiares se modificaron. Y comenzó a aparecer el divorcio. De caso residual pasó a ser habitual. Y con el paso de los años fueron haciéndose visibles otros fenómenos que permanecían escondidos en un armario apolillado llamado tabú: el de las parejas homosexuales y su necesidad de tener descendencia. Las leyes hace poco que regularizaron estos matrimonios, así como la maternidad y la adopción entre familias del mismo sexo. Para entonces, los hijos de padres separados ya contaban con dos papás o dos mamás (las nuevas parejas de sus progenitores) o con nuevos hermanos (fruto de la nueva relación o de las anteriores de padrastros y madrastras).Ver noticia