Hasta los 18 años vivió en centros residenciales dependientes de la Consejería de Bienestar Social y Vivienda. Entendió el Principado que su madre biológica no estaba capacitada para atenderle, por lo que le separó de ella y la Administración regional asumió su tutela. Al cumplir la mayoría de edad, esa custodia oficial concluyó. Y él volvió con esa madre de la que había sido separado. Ahora ambos viven en la calle y son usuarios habituales del centro de día que la Fundación Siloé tiene en el gijonés barrio de El Coto.
«Es un caso muy duro, pero no el único. A nuestro centro, y a otros, llegan muchos jóvenes que han pasado su vida en centros regionales y que, al cumplir los 18 años, inician una vida independiente para la que no tienen recursos». Pablo Puente, director de programas de la Fundación Siloé, alerta de una situación «que no es nueva. Siempre ha habido casos, pero ahora hay más».
Lo dice con datos en la mano, porque desde la propia institución ya hicieron un llamamiento similar el año pasado. Tal y como adelantó EL COMERCIO, el responsable del centro de día Milsoles ya advertía: «Cada vez nos llegan más jóvenes a pedir ayuda. Son chavales que residían en centros tutelados por el Principado, pero que, al cumplir los 18 años, se han tenido que marchar. Ahora, viven en la calle». Luis Fernández aseguraba entonces: «En los últimos meses, nos han llegado varios chavales. Esto es una barbaridad».
En estos momentos, Siloé tiene constancia de dos. El mencionado, que vive en la calle con su madre («ambos vienen por aquí a diario, porque su situación económica es absolutamente precaria») y otro que une a su falta de recursos monetarios una patología mental. Éste reside «en una de nuestra viviendas tuteladas para personas con problemas de salud mental». Sin ese recurso de Siloé, el joven también se encontraría «en una situación difícil».
Treinta menores
Puente entiende que el Principado debe buscar alternativas a los jóvenes a los que tutela «para que puedan iniciar sin problemas su vida independiente». En pasadas legislaturas, el Gobierno regional disponía de un programa encaminado a cubrir los años de estudio de los jóvenes que tutela, una vez cumplida la mayoría de edad, pero ese programa «no existe ya. Lo cierto es que, ahora, cuando cumplen los 18 años, dependen de sí mismos».
El problema radica en que muchos de estos jóvenes carecen de red familiar, no han generado su propia red de amigos durante su infancia y adolescencia y no continúan con estudios superiores. La mayoría abandona los estudios cuando dejan de ser obligatorios y optan por buscar trabajos no cualificados «de los que, ahora, no hay oferta».
A 31 de diciembre de 2012, según la memoria del Observatorio de la Infancia de Asturias, eran 30 los menores de 18 años tutelados por el Principado, muchos de los cuales «pueden estar ya fuera de esos centros», explican desde Siloé.
La posición de la fundación tiene el apoyo de la Red Asturiana contra la Pobreza y la Exclusión, ente integrado por 26 organizaciones sociales asturianas y que responde a las siglas EAPN, correspondientes a su matriz europea.
Su portavoz, el también responsable del Secretariado Gitano, Víctor García, se mostró conocedor de que «no sólo Siloé, sino también otras entidades están viendo como llegan a ellas jóvenes que habían sido tutelados por el Principado, pero que no tienen ninguna red familiar en la actualidad». Y por eso reclama «que se les ofrezcan alternativas al llegar a la mayoría de edad».