Por grupos de edad, lo que predomina son las adopciones en el rango de 0 a 3 años, constituyendo el 51,70% del total. Sin embargo, a medida que los niños crecen, las adopciones van disminuyendo: las de los adolescentes de 15 a 17 años son solamente el 0,32% del total de adopciones anuales en 2021.
Perfiles de los adoptantes y adoptados
La legislación española establece una serie de requisitos para las personas que deseen adoptar. Hay que ser necesariamente mayor de 25 años -en caso de que los adoptantes sean una pareja, basta con que uno de ellos lo sea-, y la diferencia de edad entre los padres y el futuro hijo tiene que estar comprendida entre los 16 y los 45 años.
Hay que ser mayor de 25 años y la diferencia de edad con el niño tiene que estar entre los 16 y los 45 años
Si se trata de una pareja deberán estar casados o ser pareja de hecho necesariamente. De lo contrario, solo uno de los dos sería el padre o madre hasta que se legalizara su unión.
Además, la ley especifica que únicamente pueden pueden ser adoptados los menores de 18 años que no se hayan emancipado. Y se establece que no se puede adoptar a un descendiente ni a un pariente de segundo grado colaterales por consanguinidad o afinidad.
«El perfil de los solicitantes no ha variado mucho a lo largo de los últimos 25 años«, explica Benedicto García, vicepresidente de la Asociación Atlas de Adopción y Acogimiento. Pero concreta que «cada vez son más mayores las familias que se ofrecen porque hasta que no tienen una estabilidad no toman esa decisión».
Ana Linares, coordinadora general de CORA (Coordinadora de Asociaciones de Adopción y Acogimiento) aporta más datos: «Son personas mayores de 40 años, con problemas de infertilidad en la mayoría de los casos». García achaca el aumento de la edad también al agotamiento de todas las vías de reproducción biológica antes de iniciar el proceso.
«El perfil de los adoptantes son personas mayores de 40 años con problemas de infertilidad en la mayoría de los casos»
Ana Linares, coordinadora general de CORA.
Por otro lado, el perfil principal de los adoptados en España, como se ha podido comprobar en los datos facilitados por el Ministerio, son niños entre 0 y 3 años. Pero García recalca que «bebés hay los que hay». Aunque Linares explica que todos los menores que están esperando a una familia «tienen algún tipo de daño, aunque solo sea a nivel emocional por las experiencias que han vivido».
Linares reflexiona que cuando van cumpliendo años o tienen algún tipo de enfermedad, se reducen sus posibilidades de que alguna familia se ofrezca a adoptarlos: «Los que están esperando suelen ser mayores de seis años, grupos de hermanos, niños con algún tipo de discapacidad reconocida…». Considera que «tienen ciertas dificultades para ser adoptados porque no son bebés tiernos».
García comenta que «uno de los hándicaps que hay es que cuanto más mayores son estos niños, más dificultades tienen para ser adoptados». Agrega que «esos niños tienen derecho a tener una familia y hay que pensar en ellos» y, por eso, alienta a las familias que están esperando una adopción a ofrecerse para acogidas.
«Uno de los hándicaps que hay es que cuanto más mayores son estos niños, más dificultades tienen para ser adoptados»
Benedicto García, vicepresidente de la Asociación Atlas de Adopción y Acogimiento
En esa misma línea, Javier Álvarez-Ossorio, presidente de ARFACyL (Asociación Regional de Familias Adoptantes y Acogedoras de Castilla y León) comenta que lo más complicado es asignar a familias «grupos de hermanos o niños con antecedentes de enfermedades psicologicas o posibles discapacidades tanto fisicas como intelectuales» porque no es lo que suelen solicitar.
Linares añade también que «la mayoría de estos niños están en centros residenciales aunque la ley señala que ningún menor de 6 años debería estar ahí, sino con familias de acogida». «Las administraciones están intentando cumplir esto, aunque les cuesta», reflexiona García. Y Linares señala que esto es un problema grave porque significa que «no hay suficientes familias dispuestas a acoger para que estén con ellos».
Listas de espera: disparidad entre comunidades
Lo primero que hay que tener en cuenta es que «los tiempos de espera varían en función de cada comunidad autónoma», como comenta Álvarez-Ossorio. Él expone que en Castilla y León, donde actúa su asociación, el tiempo medio de espera son «siete años y ocho meses, según los datos de 2021». García explica que «aunque son solo estimaciones porque no se miden realmente», en la Comunidad de Madrid «cuatro años sería lo mínimo y razonable, pero suele estar entre cinco y siete años».
«En Castilla y León el tiempo medio de espera son siete años y ocho meses»
Javier Álvarez-Ossorio, presidente de ARFACyL.
Pero es importante recalcar que estas cifras de tiempo medio de espera atienden a las solicitudes en las que se piden bebés lo más pequeños posible y sanos. «El perfil que acepten las familias que se ofrecen es clave para determinar el tiempo de espera», señala Álvarez-Ossorio.
García alega también que cada comunidad autónoma funciona de una determinada manera: «En algunas tienen la lista de espera continuamente abierta y en otras, como en Madrid, solamente la abren cuando se van quedando sin solicitantes». Estas diferencias entre los procedimientos hacen que varíen mucho los tiempos y que sea casi imposible conocer un dato promedio.
«La principal razón que ralentiza los procesos de adopción es que las familias se ofrecen para perfiles de niños que no existen en el sistema de protección», argumenta Linares. Y Álvarez-Ossorio le apoya en ese sentido: «El problema es que quieren adoptar algo que no existe y hay mucha más gente esperando para ese mismo perfil de niño».
«Las familias se ofrecen para perfiles de niños que no existen en el sistema de protección»
Ana Linares, coordinadora general de CORA.
«Las esperas tienen que ver con que la solicitud de adopción de las familias no coincide con los niños y niñas que están a la espera de adopción en ese momento», argumenta Álvarez-Ossorio. Y pone el ejemplo de que en su comunidad, se está en búsqueda activa de familias para determinados niños y no se encuentran.
Linares opina que «si lo que se pretende es llevar a cabo una adopción de bebés sanos -porque se considera que es más fácil y hay menos fantasma de la familia biológica-, es complicado porque apenas hay en el sistema». «Hay que pensar y reflexionar cuál puede ser el ofrecimiento para que las familias vean si están dispuestos a adoptar a alguien que realmente lo necesita en ese momento», concluye Álvarez-Ossorio.
Sin embargo, hay una forma para poder ser padre o madre reduciendo estos tiempos de espera. «Si una persona, por ejemplo, se ofrece para adoptar tres hermanos o algún niño que pueda tener discapacidad, o sea mayor de seis años, igual el proceso adoptivo se puede formalizar en unos dos años y medio», anuncia Linares. Y García agrega que «si se piden niños que ya son un poco más mayores o tienen hermanos o necesidades especiales, los tiempos se rebajan bastante».
«Si se piden niños mayores de 6 años o con hermanos o necesidades especiales, los tiempos se rebajan bastante»
Benedicto García, vicepresidente de la Asociación Atlas de Adopción y Acogimiento
Mario y José María, la pareja que acaba de iniciar los trámites de adopción, son conscientes de las dificultades que supone adoptar a un bebé recién nacido. Por eso abrieron sus miras y decidieron marcar en la solicitud que estaban dispuestos a que fuesen dos hermanos con edades comprendidas entre los 0 y los 4 años.
Y es que ampliando el rango de edad, las solicitudes van más rápido porque hay más niños esperando a ser adoptados. «Los casos más rápidos que he conocido son dos años y medio, pero depende de muchos factores», argumenta Linares, que alerta de que «entre que planteas la solicitud y se realizan todos los trámites, dos años no te los quita nadie».
Una vez que se decide que un determinado niño irá con una de las familias adoptantes que está en la lista de espera, el proceso se completa de inmediato. «Cuando entran en servicios sociales como adoptables, ya va rapidísimo. En dos meses estarían ya con la nueva familia», explica Álvarez-Ossorio.
¿Derecho o capricho?
Con el proceso de adopción surge un debate en torno a la paternidad: ¿Tener hijos es un derecho o un capricho? Linares confía en que «la creencia de que adoptar es un proceso largo es falsa, lo que pasa es que adoptar un bebé es un capricho y no una realidad».
Tiene claro que hay un concepto que hay que cambiar en la sociedad: «No buscamos un niño para una familia, lo que hacemos es buscar familias para niños que ya existen». En esa línea considera importante recalcar que «las personas en lista de espera tienen que asumir que hay niños que están esperando una familia y que son como son, no son un producto para que ellos se realicen como padres, sino que son niños que necesitan un hogar».
«No buscamos un niño para una familia, lo que hacemos es buscar familias para niños que ya existen»
Ana Linares, coordinadora general de CORA.
«La adopción siempre es una medida de protección del menor y lo que se busca es una familia a un niño que no la tiene y si todo eso coincide con los deseos de paternidad de una familia esa es la parte positiva que se añade al proceso, pero realmente hay que valorarlo desde las necesidades de quien necesita un hogar», expone Álvarez-Ossorio.
García considera que «el proceso está centrado en el deseo de los solicitantes de ser padres» pero para él es fundamental «poner el foco en el otro lado, en los niños». Y cree que «no es complicado adoptar, de hecho, es muy sencillo, pero tienes que ser apto y válido para poder dar una familia a los niños que se lo merecen».
Por su parte, Linares es muy crítica con este tema: «Hay que conocer la realidad y si de verdad se quiere ser padre o madre por adopción es muy probable que se sepa abrir el abanico y entonces la adopción irá más rápido». Añade que «sería bueno cuestionarse si las familias están pensando en los niños o en ellos mismos como padres».
«Los niños no se inventan, llegan al sistema de protección cuando se les separa de sus padres o cuando se renuncia a ellos»
Javier Álvarez-Ossorio, presidente de ARFACyL.
«Los niños no se inventan, llegan al sistema de protección, por desgracia, cuando se les separa de sus padres o madres o cuando se renuncia a ellos y cuando eso sucede la adopción es la salida natural para esos menores, no lo es para los deseos de paternidad de las familias que no pueden tener hijos», expone Álvarez Ossorio. Para él es fundamental «dar la vuelta al paradigma de que la adopción es la salida para las parejas que no han podido tenerlos biológicos» porque realmente es la única vía «para los niños que no tienen una familia que les quiera y les proteja».