No hay paliativos posibles para estas dos cifras: 25 niños y niñas asturianos «con características especiales» esperan por una familia que se decida a acogerlos hasta que alcancen la mayoría de edad y son decenas entre los más de 400 menores que residen en centros del Principado los que aguardan por alguna que los acoja temporalmente -la media suelen ser dos años- o conviva con ellos durante los fines de semana y las vacaciones.
Lo cierto es que las dos organizaciones que gestionan en Asturias los programas de acogimiento familiar -Cruz Roja y la Fundación Meniños- hablan con nostalgia de 2011, cuando la Consejería de Bienestar Social organizó lo que llaman «la campañona»: una ofensiva publicitaria bajo el lema ‘¿Quieres tener menos tiempo para ti y ser más feliz?’ y con un presupuesto de 120.000 euros que consiguió que 76 familias asturianas se apuntasen a alguno de los programas que se desarrollan en la región: ‘Familias canguro’, ‘Familias voluntarias’ y ‘Se buscan abrazos’. Este último, destinado a promover los acogimientos permanentes -se alargan hasta la mayoría de edad- o preadoptivos y en el que los menores «presentan características especiales», apuntan desde la fundación, como «ser mayores de seis años, tener algún tipo de discapacidad o de enfermedad, pertenecer a un grupo de hermanos o presentar cualquier circunstancia legal que dificulte la adopción».
Ese 2011, Asturias vivió el «boom» de los acogimientos, con 6.000 visitas a la web www.familiasacogedoras.es que llegaron desde quince países y con la participación de 4.265 personas a través de Facebook y una media mensual de 300 seguidores activos en esa red social. Y eso, a juicio de Carlos Sáez, coordinador de la Fundación Meniños Asturias, y de Rosa Trápaga, coordinadora de acogimiento familiar de Cruz Roja, demuestra que, «cuando se invierte en medios, la cosa funciona».
No ocultan que le gustaría más difusión de una opción que, muchas, veces, «se desconoce». Las cifras lo confirman: mientras que, en 2011, Meniños formalizó 28 acogimientos permanentes, el pasado año se redujeron a quince. Y las 332 llamadas recibidas entonces se quedaron en 102. Y algo muy parecido ocurre en Cruz Roja, donde, en este momento, hay quince ‘familias canguro’ en activo (aunque el número de ellas apuntadas en la bolsa de acogedores asciende a 25, más otras cuatro en proceso de valoración) y 17 ‘familias voluntarias’ durante las vacaciones y fines de semana (a las que se suman otras siete inactivas), con Gijón encabezando, con mucho, la lista de los municipios más solidarios.
Perder el miedo
«La gente, a veces, piensa que no valdrán para esto o que están solos. A todos ellos hay que decirles que no crean que esto es para otros, que pierdan el miedo y que no se queden con ninguna duda. Que entren a la web o que nos llamen, porque buscamos familias tan diversas como existan», señala Rosa Trápaga, que cuenta que «no existe un perfil tipo» del acogedor y que, entre las filas de los que «tienen ganas de ayudar», hay «desde parejas jóvenes sin hijos hasta jubilados». Y luego está la crisis, la inevitable «sensación de que está influyendo».